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Importante coalición internacional exige grandes cambios en la agenda de la OMC
Las negociaciones en la OMC se están caldeando -- y avanzan en la dirección equivocada.
por Deborah James / AlterNet
10 de julio de 2015 También en el Huffington Post.
¿Recuerdan la "Ronda de Doha" de la OMC? Pues bien, yo tampoco desearía acordarme.
Las negociaciones en la OMC se están caldeando --y avanzan en la dirección equivocada. En noviembre del año pasado, los miembros de la OMC acordaron generar un "Programa de Trabajo" para revivir la "Ronda de Doha" antes del 31 de julio. Como quizás recuerden, la Ronda de Doha estuvo estancada durante años, pero el nuevo Director General, Roberto Azevedo, de Brasil, ha venido sacudiendo y reorganizando bastante las cosas desde que asumió ese cargo en septiembre de 2013. El primer acuerdo de ampliación de la OMC, sobre "Facilitación del Comercio" se concluyó en diciembre de 2013 junto con una promesa de reducción de las limitaciones que impone la OMC a la capacidad de los países en desarrollo de alimentar a su población en situación de pobreza.
Es indispensable recordar que los países en desarrollo solamente acordaron iniciar una nueva ronda de negociaciones para que se pudiesen abordar los problemas de la ronda anterior que derivó en la fundación de la OMC en 1995. Desde entonces, han estado abogando por una serie de enmiendas que resuelvan algunos de los problemas existentes de los acuerdos vigentes. Muchas de sus propuestas coinciden con los reclamos de la sociedad civil a nivel mundial a favor de cambiarle el rumbo a la agenda mundial de comercio.
Sin embargo, tras casi 14 años de negociaciones, Estados Unidos decidió que India, China, Brasil y otros países en desarrollo, en los cuales viven la vasta mayoría de las personas en situación de pobreza, ya no pueden ser considerados países en desarrollo. Peor aún, quiere deshacerse de los reclamos asociados al desarrollo y comenzar a negociar la introducción de una agenda de liberalización incluso más radical. Por lo tanto, Estados Unidos, a veces en conjunto con la Unión Europea, Japón, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, pero otras veces también de manera unilateral, insiste en tirar por la borda los acuerdos logrados en el transcurso de las negociaciones de la Ronda de Doha, "recalibrar" las negociaciones y reducir la ambición del acuerdo resultante. Desafortunadamente, lo que quieren mantener es una agenda equivocada y los acuerdos que insisten en abandonar son todos los que abordan las mejoras tan desesperadamente necesarias.
Es por eso que la semana pasada, 341 organizaciones de la sociedad civil de más de 100 países enviaron una carta a los miembros de la OMC exigiendo que los gobiernos dejen de negociar la agenda equivocada de expansión de la OMC y en su lugar negocien una agenda centrada en la seguridad alimentaria y las necesidades urgentes de desarrollo de los países a favor de normas comerciales que faciliten en lugar de socavar u obstaculizar el desarrollo.
A pocas semanas de la fecha límite para consensuar el Programa de Trabajo, antes de la 10ª Conferencia Ministerial de la OMC en Nairobi a realizarse del 15 al 18 de diciembre de 2015, queda poco tiempo para que los gobiernos cambien el rumbo de las negociaciones.
La agenda equivocada: Mayor liberalización de bienes y servicios y nuevas listas de deseos de las grandes empresas
Hay mucho de la Ronda de Doha que debería tirarse por la borda. La carta destaca que "se debe suspender inmediatamente las negociaciones que se están llevando a cabo para liberalizar aun más el "comercio de los servicios" a través de la expansión del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). El fuerte control público de los servicios públicos y privados es crucial para la democracia, el interés público y el desarrollo, así como para el funcionamiento ordenado del mercado de los servicios. La desreglamentación del sector financiero que se alentó en parte a través de las normas del AGCS de la década de 1990 tuvo como resultado la reciente crisis financiera mundial y la consiguiente ola de recesiones a nivel mundial".
Esa es una más de las razones, junto con nuestra convicción acerca de la necesidad de servicios públicos accesibles y de calidad, por las cuales la sociedad civil también se opone a la liberalización de los servicios a través del Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA) que se propone. Quizás no hayan escuchado nada sobre el TISA debido a que las negociaciones, que se vienen desarrollando hace dos años ya, se han mantenido en secreto.
Afortunadamente Wikileaks publicó una cantidad sin precedentes de documentos comerciales secretos sobre el TISA el mes pasado, y la semana pasada publicó versiones actualizadas acompañadas del análisis correspondiente -- incluso del texto central.
"Por razones similares nos oponemos a que continúen las negociaciones para liberalizar aún más el comercio de bienes a través del pilar del Acceso al Mercado de Productos No Agrícolas (NAMA)", agrega la carta. "La transformación estructural que requieren muchos países africanos y PMA para generar fuentes de trabajo y disminuir la pobreza, aspectos clave de las Metas de Desarrollo Sostenible que se proponen -requiere que se protejan las industrias incipientes, que se promuevan las exportaciones con valor agregado, la transferencia de tecnología y otras herramientas que utilizaron todos los países desarrollados en su camino al desarrollo. Además, la crisis mundial del empleo que significa que decenas de millones de personas continúan sin trabajo, no puede resolverse con una mayor liberalización del comercio de bienes".
Es por esto que la carta agrega que "cualquier negociación futura sobre el comercio de bienes, entre ellas las negociaciones del NAMA, pero también aquellas de acuerdos plurilaterales propuestos, tales como la expansión del Acuerdo sobre Tecnologías de la Información (ATI-II) y las negociaciones sobre Bienes Ambientales, se debe enfocar en la generación de fuentes de trabajo y la agenda de Trabajo Digno desarrollada por la Organización Internacional de Trabajo, junto con el movimiento mundial de trabajadores, en lugar de enfocarse en la agenda estrecha de reducción de los impuestos para las empresas".
Se tira el desarrollo por la borda.
Pero eso no es todo. El objetivo principal de Estados Unidos y sus aliados es despejar el camino en la OMC para introducir una serie peligrosa de nuevos asuntos que corresponden con lo que están negociando en el marco de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP) y la Asociación Transpacífica (TPP). Eso incluye los llamados "Asuntos de Singapur" tales como las inversiones, las compras públicas, y las políticas de competencia que los países en desarrollo rechazaron en 2003 en la OMC y que no pueden introducirse mientras siga existiendo la Ronda de Doha, además de otros asuntos como comercio electrónico y disciplinas aplicables a las empresas estatales.
Pretenden hacer esto deshaciéndose de la Ronda de Doha, ya sea concluyendo una versión más acotada (incluyendo solamente los componentes malos) o suspendiéndola para siempre. Una de las principales estrategias es dividir a los países en desarrollo, poniendo a los Países Menos Adelantados (PMA) en contra de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y otros países llamados "mercados emergentes" para garantizar que India, China y otros también "hagan concesiones" como si se tratase de países desarrollados, cuando en realidad tienen la mayor cantidad de personas viviendo en situación de pobreza entre todos los países. Y las trampas y chanchullos que están ocurriendo en las negociaciones son ya demasiado: reuniones secretas de "Sala Verde" a las que no se invita a ningún país africano ni a ninguno de los PMA. Como ex líder de la alianza de países en desarrollo en la OMC cuando se desempeñaba como embajador de Brasil, al Director General Azevêdo le debería dar vergüenza.
La agenda correcta: Flexibilidades para el desarrollo y la seguridad alimentaria
Como si esto no fuera suficiente, Estados Unidos está impidiendo unilateralmente que se discutan los cambios que son necesarios en la OMC, centrados en la seguridad alimentaria. En noviembre pasado, los miembros acordaron llegar a una solución permanente sobre Seguridad Alimentaria antes del 31 de diciembre de 2015. Esto con el objetivo de abordar una de las peores hipocresías en las normas de la OMC: mientras que a la mayoría de los países desarrollados se les permite subsidiar a los grandes exportadores del agronegocio, incluso cuando esos subsidios perjudican a los mercados de otros países, los países pobres no pueden subsidiar a sus agricultores campesinos pobres comprándoles alimentos para sus ciudadanos que pasan hambre. Aunque esto parecería ser un asunto que obviamente debería cambiarse de inmediato, las negociaciones están estancadas ya que Estados Unidos se niega incluso a discutir este tema en la OMC.
Al mismo tiempo, se niega a hablar sobre las flexibilidades acordadas previamente para permitirles a los países en desarrollo lidiar con las avalanchas de importaciones agrícolas devastadoras (el llamado Mecanismo de Salvaguarda Especial) e insiste que todas las flexibilidades para los países en desarrollo deben abandonarse.
Como si esto fuera poco, Estados Unidos se niega a hablar sobre la reducción de sus ayudas internas y sus subsidios a la exportación que distorsionan el comercio --y recuerden que esa fue la razón por la que los países en desarrollo aceptaron en principio participar en esta nueva ronda. Este asunto es de importancia central para países como Brasil, y Azevedo, que lideró la ofensiva de los países en desarrollo durante muchos años, ahora está poniéndose claramente del lado de los países desarrollados, en la medida que hizo una nueva propuesta para que todos reduzcan sus subsidios -- incluso China e India, cuando en realidad estos países tendrían que poder aumentarlos, pero para los hambrientos y la población en situación de pobreza, no para los exportadores del agronegocio.
Y esto sólo en el ámbito de la agricultura. El libreto de los países en desarrollo de cambiar las normas de la OMC y ayudar a que los PMA se beneficien más del comercio ni siquiera se discute.
Azevêdo está aparentemente molesto por las críticas que recibe por sus tácticas de Sala Verde, y finalmente fue obligado a informar a los miembros sobre las negociaciones secretas.
De manera semejante a cuando Azevedo logró sellar un acuerdo sobre la Facilitación del Comercio sin que nadie tuviera tiempo siquiera de leer el texto, la mayoría de los expertos en Ginebra consideran que efectivamente podría ser posible concluir un acuerdo en diciembre.
En la red Nuestro Mundo No Está En Venta siempre hemos dicho claramente: tras 20 años de políticas fallidas de la OMC, es hora de cambiar de rumbo y Darle la Vuelta. Debe haber un cese inmediato de todas las negociaciones que abogan por una mayor liberalización, y en su lugar los gobiernos de todo el mundo deben comenzar a trabajar en una dirección totalmente opuesta a favor de negociaciones sobre comercio que pongan los asuntos de empleo, alimentación y desarrollo sustentable en primer lugar.
La sociedad civil debe enviar un mensaje claro a favor de cambiarle el rumbo a las negociaciones mundiales sobre comercio. En base a la carta mundial, es esencial trabajar a nivel nacional para garantizar que las autoridades electas reflejen nuestros objetivos y valores.
¿Qué sucederá si no actuamos ahora?
Si no logramos que se llegue a un acuerdo sobre seguridad alimentaria este año, países como India, pero también Botswana, Camerún, Egipto, Ghana, Kenia, Marruecos, Nepal, Senegal, Túnez, Zimbabwe e incluso países PMA como Bangladesh, Malawi, Tanzania y Zambia, que tienen programas de almacenamiento y reservas públicas de granos, verán restringidas sus posibilidades de aplicar estas mejores prácticas para reducir el hambre a una escala masiva. Esto significa sencillamente que habrá más gente en situación de pobreza que pasará hambre.
Luego de 20 años es evidente que existen muchos problemas con la OMC como tal. Si permitimos que continúe todo como está, las normas más terribles seguirán teniendo impactos negativos en la gente, entre ellos permitirle a los países alcanzar las Metas de Desarrollo Sostenible propuestas que se están negociando en las Naciones Unidas.
Por otro lado, si permitimos que la OMC amplíe el horizonte de la liberalización, implicaría la consolidación de más políticas de nivelación a la baja como jurídicamente vinculantes en la legislación internacional. Hagan de cuenta que fueran políticas de austeridad, pero impuestas de conformidad con un mandato legal, y de las cuales será casi imposible escapar o deshacerse de ellas.
Si consiguen cerrar oficialmente la Ronda de Doha, ya sea con un acuerdo malo o "suspendiéndola", quedaría despejado el camino para que reintroduzcan nuevamente en la OMC los asuntos de inversiones, políticas de competencia, compras públicas y otros.
En sentido opuesto, la sociedad civil debe exigirles a sus gobiernos que cambien de rumbo y le den vuelta la agenda y eliminen los obstáculos de la OMC a la seguridad alimentaria, y que respondan a las necesidades de mayor flexibilidad de las normas para los países en desarrollo.
La carta de la sociedad civil concluye: "Para que Nairobi sea un 'éxito' debe cumplir con las aspiraciones de desarrollo y cambiarle el rumbo a la OMC".
Este sería el primer paso hacia una transformación mucho mayor de las normas actuales de comercio mundial, que implicaría abandonar el sistema actual centrado en expandir el comercio para enfocarse en cambio en uno que les permita a los Estados y comunidades producir alimentos, generar empleo y lograr un desarrollo sustentable -y ese sería un mundo sin la OMC.